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Hacía tanto tiempo que no existía en esta ciudad  tan contaminada un solo lugar agradable para ir a divertirse, tomar una copa, platicar con amigos, ver caras conocidas, conocer gente nueva, oír música, hablar, criticar, etc…

Hasta que un día, en la calle de Milán #18, ocurrió un "milagro" y se abrieron las puertas de un bar en lo que esa antes la "Galería de Arte Mexicano" manejada por Mariana Pérez Amor.
La idea de convertirlo en bar fue Tolita Figueroa, Lorena Maza y Daniel Giménez Cacho, con el fin de que todas las utilidades generadas contribuyan a financiar la construcción de un teatro, una editorial especializada y otros proyectos que, de alguna manera enriquezcan el que hacer teatral de esta ciudad.

La inauguración fue el 17 de diciembre de 1992, Nunca se le hizo publicidad ni promoción al lugar; es más ni siquiera  se le puso un anuncio o un letrero en el nombre de bar. ¡Nada! Simplemente se invitó a algunos amigos, éstos les dijeron a otros… y así, de boca en boca, se hizo un "milagro".

El milagro abre sus puertas todas las noches de martes a domingo, a las 8 p.m. A diferencia de otros lugares, la gente llega muy temprano porque ya a esa hora se empieza a formar una fila que, la mayoría de las veces, es interminable. Cuando logras entrar te encuentras a Blanca (la del sombrero) que rápidamente te explica el funcionamiento del bar. No se paga cover, ni tampoco se tiene que pedir una botella para tener mesa (algo de lo más común en otros lugares ¿?).

Lo único que tienes que hacer es ir a la caja y cambiar tu dinero por milagros. ¡Sí!, justo cuando ya nos habíamos acostumbrado a los nuevos pesos aquí, en El milagro, todo se paga con milagros. 100 milagros son N$100. Si pides una cerveza te cuesta 10 milagros, una cuba, un whisky, un desarmador o un tequila cuestan 15 milagros, un mojito, la especialidad, cuesta 20 milagros y, definitivamente, no te puedes ir de ahí sin haberlo probado. También tiene un menú con botana, el valet parking cuesta 10 milagros y por sólo 5 milagros puedes dejar tu chamarra, saco, piel, suéter, chal o cóbija en el guardarropa. ¡Ah! Lo único que no se paga con milagros son los Alka seltzer y los condones que puedes comprar en la maquinita del baño de hombres (si quieres, no se te olvide llevar mucho cambio).

El lugar no es ni chico ni grande sino todo lo contrario; está basado en un diseño de producción teatral, lo único fijo son las barras y los baños, todo lo demás es mera utilería y escenografía.


Si encuentras lugar donde sentarte, ¡que bien! Si no ¡también! Pues parado puedes disfrutar más de la decoración del bar. En la pared, donde antes se colgaban obras de grandes maestros como Rivera y Tamayo, hoy se encuentra iluminado un impresionante nopal perlado creación de María y Tolita Figueroa, que se hizo con la ayuda de más de 60 personas en un plazo de 17 semanas.

Este nopal ha causado tanta polémica, que ya existen varias ofertas y próximamente será subastado.
La barra de ónix la hizo Alejandro Escalante, así como también el telón que sirve de división a los baños que se utiliza como imagen de El milagro.
Los graffitti del baño de mujeres son producto de las bajas pasiones que despierta Daniel; su realización es anónima. (Si nunca has entrado a un baño de mujeres, éste es un magnífico pretexto).

La música es muy tranquila no hay D.J., se escuchan ciclos ya grabados que cambian según la noche y la hora. Se oye toda clase de música a un volumen muy agradable, digamos que se puede platicar en lugar de gritar.

Ya para las 10, el milagro está a reventar, el tipo de gente varía cada noche, lo cierto es que ahí te puedes encontrar desde a Stephanie Salas hasta a Carlos Monsiváis.
Toda la noche entra y sale gente, pero nunca se llena tanto como para no poder respirar, o cambiar entre risas, cubas, jeans,  tacones, tequilas, trenzas, botas, chongos, whiskys, corbatas, colas de caballo y muppets.

La gente se reúne en El milagro, un lugar indicado para ver y para que te vean. El lugar de moda donde todo el mundo se divierte, con el único fin de enriquecer el quehacer teatral de la ciudad.

Por lo pronto ya se compró el terreno (en la misma calle); el diseño del teatro móvil ya está terminado, y la construcción se inicia dentro de un mes.
La editorial ya casi es autofinanciable, los demás proyectos van viento en poca. Es más, hasta se ha conseguido la remodelación de la calle, banquetes e iluminación.

Por eso, cada vez que vayas a El milagro no tomes una copa, tómate por lo menos 2 ó 3 ó 4 ó …. ¡Que importa! Si te emborrachas o al otro día amaneces crudo, no tienes nada de que sentirte culpable cuando sabes que, de alguna manera, estás contribuyendo a la cultura de tu ciudad.


SALUD POR EL MILAGRO!
Nota. Gente que te puedes encontrar en el milagro: la generación X.
Albert Cohen, mexicano …….tudió Ciencias (esta parte esta ilegible)



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¡Un milagro…!
Y se hizo de boca en boca
Cómo funciona el rumor en la promoción.
                          Por Albert Cohen